Hacía mucho que no posteaba, y qué bien me sentía. Finalmente, tras un año de esclavitud, me había liberado del acechador fondo blanco, de la tiranía de la Times New Roman, de la crueldad de los comments. Era un hombre libre; había olvidado el blog. Hasta hoy.
Una sensación que hacía mucho que no tenía me asaltó esta noche. Y esa sensación trajo consigo una necesidad; la de la expresión catártica. En resumidas cuentas: la frustración y las ganas de quejarme me trajeron de vuelta a mi pequeño refugio.
¡Odio a los músicos!
¿Qué por qué odio a los músicos? Bueno, la respuesta a eso es básicamente la misma que para con todas las demás cosas que odio: que no soy uno de ellos. Pero esta en particular tiene un saborcito diferente. Lean mi tragedia y entenderán a qué me refiero:
Hace unos días comencé a jugar a un jueguito del estilo Pump It Up, donde tengo que apretar una determinada secuencia de teclas al ritmo de un tema musical.
Los primeros intentos fueron desastrosos. Entre que veía la nota y apretaba la tecla había un delay de cinco segundos, que es un segundo más de la velocidad de respuesta de un ficus a estímulos externos.
Preocupado por el problema decidí que lo más sano y conveniente sería pasar un par de días practicando hasta mejorar mis reflejos. Quemé días y noches enteras apretando teclas al ritmo de una versión pop-gay del canon de Pachelbel. No comí, no bebí, no bajé porno. Solo jugué. Jugué como nunca nadie había jugado antes. Y mejoré. Triunfé sobre mis impedimentos, derroté la adversidad. Apreté todas las teclas bien y la muñeca china me dijo “PERFECT OK GOGOGO COOL” en señal de aprobación.
Contento con mi triunfo me propuse competir en las grandes ligas. Uno tras otro iban cayendo mis rivales. Imaginaba que tras su derrota en la arena virtual cometerían seppuku, incapaces de seguir viviendo sabiendo que YO soy mejor que ellos. Ah, el dulce sabor de la victoria en el campo de batalla aún humeante. Dominaba la dificultad Easy; bastaba con esforzarme un poco más y ya controlaría la Normal. Todo era dicha y alegría en mi vida. Me había realizado y creí que podía morir feliz, en paz conmigo mismo.
Hasta que competí contra los chinos.
Pusieron dificultad Normal en velocidad alta, ¡y los hijos de puta no fallaban una! Malditos powergamers, mi ego yacía en ruinas por culpa de ellos. Lo que tanto me costó edificar ellos lo demolieron en cuestión de segundos. ¡Dos años de psicoanálisis tirados a la basura! Probé un par de veces más solo para obtener el mismo resultado. Todo lo que había entrenado se quedaba chico al lado de los chinos. Lo intenté tanto y llegué tan lejos pero al final ni siquiera importó.
Ante la nueva problemática encontré que, lejos de practicar más y volverme un experto en el arte pampitapero para así derrotar al dragón asiático, lo más conveniente era deprimirme y darme por vencido. Lloré como una niña, blasfemé contra dioses varios, me cortajeé los brazos en gótica señal de miseria y abandoné la facultad otra vez, pero nada de eso alivió el dolor que tenía adentro. Fue entonces que llegó la revelación.
Recordé qué hacía cada vez que algo lastimaba mi ya de por sí frágil autoestima: ¡quejarme en el blog!
Así que heme aquí de nuevo, tras más de medio año de ausencia.
En fin… ¿Qué por qué odio a los músicos? Ah, cierto. No se, me cae mal… que sepan tanto… de música. Creen que tienen todas las respuestas. ¡No disfrutan ningún tema musical! Les pasás por MSN un tema de 50 Cent y ya saltan a criticarlo. ¿Pero quién carajo se creen que son? Además, si los músicos jugasen el jueguito Dance Dance It Up Revolution Reloaded que juego yo seguro corren con ventaja, porque ellos pueden mover los dedos más rápido.
Están pasando un video de Sybil y me están dando ganas de tocarme.
¿Ven? Músicos de mierda, juegan con la mente de uno. Se creen la gran cosa tocando sus armónicas sobre el capó de sus convertibles. Pues bien, ya tuve suficiente de ellos. A partir de hoy pasan a engrosar mi Hate List que hasta ahora incluye pero no se limita a:
Estudiantes de:
Derecho
Ciencias Políticas
Economía
Arte
Diseño Gráfico
Grupos sociales:
Góticos
Alternos
Metaleros
Hiphoperos
Cumbieros
Skaters
Geeks
Nerds
Gamers
Gente que:
Usa viseras
Se viste con ropa deportiva
Se tiñe el pelo (en caso de ser varón)
Lleva la panza al aire a pesar del salvavidas de grasa (ambos sexos)
Tiene blog/flog
Postea en foros (bonus si es el de LIA)
Escribe incorrectamente (sin quererlo o deliberadamente; incluye a los geeks que alternan expresiones en inglés)
Se queja por ser borrada del MSN
Etc.:
Perros
Pendejos
90% de la programación actual de la TV (excepciones: Polémica en el Bar. Nada más)
Verano e invierno
Computadoras
Todos los videojuegos en los que fracasé (o sea todos)
Eso es todo lo que se me ocurre ahora, pero la lista es más larga y seguro los incluye a ustedes o a algo que aprecian mucho.
Pero más allá de todo este despilfarro de estupideces que acabo de escribir quisiera aprovechar el update para anunciar —como si a alguien le importase— el pronto regreso de la periodicidad de updates en este blog. ¡El 2006 viene con todo! Comenzaré mi carrera de grado en la Facultás de Filosofía y Letras en Febrero, iré a ver a The Gathering en Marzo, me casaré en Septiembre y tendré mi debut sexual en Octubre; así que historias para contar no creo que falten. Volverán también secciones ya clásicas, y surgirán otras nuevas que sacaré de la galera o copiaré vilmente sin darle crédito al autor. Y fundamentalmente, habrá periodicidad. Trataré de subir material decente una vez a la semana, para mantener cierta “disciplina” en la escritura e ir mejorando de a poco, y también para entretenerlos a ustedes, dándoles algo qué leer por los treinta segundos que su síndrome de falta de atención les permite tener.
Noté que en los últimos updates aparecieron unos cuantos comments. Como algunos sabrán, los que estaban antes del cambio de template se perdieron (esto lo aclaro para los que no conocían la página; soy un loser pero con visitas), mala leche. De los que quedaron hay unos cuantos que critican. A ellos les va el siguiente mensaje: no rompan las bolas; es mi blog y escribo lo que quiero, y el día que tenga ganas de escribir 700 letras K subiré un update con 700 letras K y lo llamaré “El efecto K”.
A los demás, que tuvieron paciencia, buena onda, pocas ganas de joder y vuelven cada tanto para ver si el hijo de puta escribió algo decente, les doy las gracias.
Comenten o no. Quéjense o no. Compartan sus pensamientos o guárdenselos para ustedes. No hay reglas de ningún tipo. La Diosa prevalece.
29 de enero de 2006
Odio a los músicos
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario