30 de septiembre de 2005

Lo que me costó escribir ese texto

¿Cómo explicarle a la gente que no deseo que me hablen ni bien me conecto al MSN? Así: ¡no me rompan las pelotas ni bien me conecto al MSN!

Hoy mi blog cumple un añito. No voy a hacer la gran "jajaj hoy me di cuenta q hace 1 año q tengo blog" porque advertí el detalle hace una semana. Tampoco voy a hacer un balance de lo que me pasó en este tiempo; mi vida es cíclica y estoy en el mismo punto que hace un año, o un poco más atareado tal vez.

Un aniversario es un dolor de culo. Implica realizar un ritual en una fecha específica, pasando por alto los humores que con tanta gracia decora nuestra subjetividad diaria. En otras palabras, hoy estoy de malas. Tuve un día un poco de mierda (o tal vez no, pero así lo percibí yo) y este update cumpleañero podría ser bastante más agradable de haber caído un domingo.

Haciendo memoria, no comencé este blog con la idea de publicar textos. Desde el vamos, la idea jamás fue mía. Mi amigo Gabriel (QEPD) me insistía con crear una página parecida a LIA pero aún más low budget, donde los dos escribiésemos boludeces no graciosas hasta aburrirnos y dedicarnos a algo más fructífero, como el Diamantes del MSN.
Para que no joda armé el blog.
Mi amigo se quedó sin nafta rápido, pero aún recuerdo esa bella época en que él y yo alternábamos updates varias veces a la semana. Quedé solo y ya no me interesaba contar de mi vida, como hacía en aquellos primeros updates. Preferí escribir otra clase de cosas, hacer updates más largos y elaborados. Jugar con la arbitrariedad y ponerme una careta diferente en cada update, para sorprender al lector y a mí mismo, viendo el fruto de mi imaginación. Hoy poco de lo que acá subo es autobiográfico o representa una opinión legítima sobre algo.

En este tiempo he recibido buenas críticas. Mucha gente me ha dicho que escribo bien, que tengo talento, que se ríen conmigo y blabla. Los halagos los agarro con pinzas. No me creo excelente en lo poco que hago. Son los lectores los que están mal acostumbrados. Si buscan bien, en Internet hay centenares de personas que escriben MUY bien y pasan desapercibidos. Eso me apena mucho. Hay demasiado para leer y el tiempo es demasiado poco.

Tampoco me cae bien el aspecto actual de mi blog. Hablo de los updates, no de su look casi minimalista (y digo casi porque ser completamente minimalista es hoy por hoy cosa de snobs). Me gustaría tener más tiempo y ganas de escribir. Me encuentro hastiado de tal manera que al regresar a mi casa a las 9 PM lo único que quiero es dejarme caer en la silla y escuchar música sin pensar en nada. Necesito vacaciones.

Si algo cambió en este año fue el darse cuenta que lo que hago llega a otras personas. En un principio yo escribía idioteces para un público imaginario. Luego aparecieron un par que posteaban esporádicamente. Cuando entré a LIA fue una especie de revolución (en su foro). De repente me veía atajando críticas ajenas por montones. Eso mismo se reflejó —en menor medida— en este blog. Los replys aumentaron un poco y nacieron las felicitaciones por mail o MSN.
Mi blog, mi "refugio de la arbitrariedad", ahora también era evaluado por gente. Gente real, no imaginaria. Ya no jugaba a escribir; escribía.

LIA recibe cada día unas 500 visitas. Al día siguiente de mi último update alrededor de 900 personas entraron a la página. Toda esa gente lee lo que escribo, o al menos tengo esa ilusión.
Quizás en el futuro logre llegar a más gente y hasta me vuelva un nombre conocido en círculos geek. Si se da, será de casualidad, porque en lo que a mi respecta tengo pensando seguir como hasta ahora. Escribiendo lo que me haga reír en Arial, intentando seguirle el rastro a mis musas en Courier. Escribiendo como si nadie leyera, sin darle bola a las críticas, buenas o malas. Sin creerme la gran cosa y siempre mirando hacia arriba a los grandes que leo todos los días. Siempre pensando que todo lo que escribí podría estar mucho mejor, tentándome a editar todo.
Por ahí algún día llega ese día, en que me de vuelta y me de cuenta que hay gente que me sigue. Entonces agradeceré con sonrisas sus halagos y les diré "vayan a leer algo bueno y no jodan".

26 de septiembre de 2005

MSN fun

Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
tardé porque estoy en el cyber y está lleno de pendejos:

No es dificil improvisar
versos prefabricados
pensamientos del pasado
es casi como transitar
caminos escritos ya
creados por otro arquitecto
y siendo causa y efecto
del aquel poema perfecto
creamos lo que ya existe
mientras la musa se nos resiste
dejando solo el defecto
CyberPrime dice:
Pero eso es más una payada.
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
si, la plantilla que hice era de una payada
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
me gustan
CyberPrime dice:
Son una masa.
CyberPrime dice:
Nunca probé, a ver.
CyberPrime dice:
Sé que usté no resiste
Amigo, si yo le invito
A participar de este recito
Pero por favor, hágalo con chiste.
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
igual, mitad de la gracia de la payada es que sea espontanea. no sirve quedarse mirando el notepad como un boludo, como hice yo :/
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
de este recito?
CyberPrime dice:
Un recito. Recitar.
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
que rima maligna
CyberPrime dice:
No de rezar.
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
quiero hacer una payada metafísica!
CyberPrime dice:
Pero no pregunte, CONTESTE
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
a ver...
CyberPrime dice:
Usté tiene miedo
De quedar como un boludo.
Que yo le gane en su engrudo
Y le muestre alzando mi dedo.
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
al narrador de vivencias:
su desafio aquí recivo
mas no se pase de vivo,
estoy con poca paciencia
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
canteme pués con ahinco,
si al señor no le incomoda.
no recurra al chiste de moda.
me llaman de la pc cinco
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
volví
CyberPrime dice:
Antes de continuar
le digo sin cara amarga
que recibo va con B larga
y se la mando a guardar.
CyberPrime dice:
Me gustaría tener guitarra
para tocar esto en canción
mas le digo sin ton ni son
que usté parece un bufarra.
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
a esa actitud que mantiene
por si no entendió le repito
no se me haga el compadrito
su ortografía por MSN
es una obsesión compulsiva.
aqui en el cyber de Cruel
pidiendo que le cargue un peso
hay una horda de pendejos
todos gritando a la vez
sin escuchar a mis ruegos
al carajo con el juego
ya ahuyentaron a Morfeo.
sale copypasteo
CyberPrime dice:
Usté pretende asustarme
mas no lo está logrando
yo acá lo sigo pwneando
sin siquiera despeinarme.
Cuatro líneas son suficientes
y tampoco son número primo
aunque pa decirle a usté equino
ocho no son parientes.
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
que fácil que es patotear
desde la otra vereda.
sepa usté que es cualquiera
rimar al tiempo verbal.
no se vaya por los caños
ni se limite al ultraje
sus versos son reciclaje
de al menos cincuenta años
CyberPrime dice:
No delire mis rimas
pues ellas son de oro
Tengo de ídolo a Inodoro
no tiene a nadie por encima.
Y si usté es tan gallito
de decirme patotero
yo le digo bagayero
vaya a culearse un darkito.

Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
Me resbala su insulto
pues si no falla mi memoria
aquella fue bonita historia.
mas ahora a usté le consulto:
qué se siente irse al trote
a donde las aguas son frías
con sus gónadas prendidas
y encontrarse a un cachalote?
CyberPrime dice:
No se siente bonito
ver semejante ballena
mas al menos no era una nena
pintada como un gotiquito.
Y ya que andamos gastando
yo le cuento una cosa
que no es tan maravillosa
pero le pasa raspando.
Yo escribí sobre eso
y a la gente le gustó
y aunque usté escribió un montón
lo tildaron de queso.
Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
Mas quién escribe canciones?
lo que no le gusta al vulgo
es que el humor fino promulgo,
nada de circunsiciones.
y ya que hablamos sin decoro
enterese le ruego
que colgarlo de los huevos
quieren ya muchos del foro.
CyberPrime dice:
Me encantaría continuar en este barco
que navega por aguas payanderas
pero no me da más la aguantadera
necesito echarme un garco.
Espero que no se esguince
atendiendo a los borregos
que sólo viven de juegos
espéreme, vuelvo en 15.

Є.Δ.С. (So long and goodnight) dice:
vaya y evite un destrozo
y no se apure le pido
pues a su edad, he oído,
hasta cagar es riesgoso.
yo aqui tambien lo dejo,
está más tranqui el lugar.
será el ojo del huracán?
ya volverán los pendejos
CyberPrime dice:
La cañería quedó tapada
por el inmenso tereso
parecía un tremendo queso
madre santa, qué cagada!
Aquí me pongo a cantar
al compás de la viguela
acá se termina la rueda
de vuelta a parlotear.

14 de septiembre de 2005

Ajedrez

¿Con qué sueñan aquellos que no sueñan? ¿A qué temen aquellos que en nada creen?
Dieron las doce de la noche; lo anunció el pitido de un teléfono celular abandonado sobre un escritorio. Puntual, se materializó el demonio. Vestía una gabardina beige y un sombrero que colgó en el perchero junto a la puerta.
— Me ha llamado y por usted vengo. Póngale un precio a su alma. Su deseo será mi acción, su eternidad será mi capricho.
El hombre no pareció inmutarse.
— Ahórrese las formalidades, ya no se estilan. Tan solo quiero jugar, conocer, entender.
— Ganarle al diablo —sonrió el ángel caído— eso es lo que usted quiere. Sepa que no ha sido ni de lejos el primero.
— Ni seré el último, pero poco importa eso ahora. Por favor, tome asiento.
Señaló la silla más cómoda de su despacho y luego se sentó del otro lado del escritorio. La habitación estaba forrada en revestimientos de madera y estanterías de libros leídos todos.
— ¿Qué jugaremos entonces? —preguntó el demonio.
— Ajedrez.
— Esperaba algo más azaroso. Difícilmente el ajedrez conlleva al vicio.
— La suerte es para los que dudan de sus capacidades —dijo el hombre mientras acomodaba las piezas—. No me gusta poner mi futuro a merced de caprichos matemáticos.
— Querrá decir astrales. ¿Me dirá que no cree en la suerte?
— No creo en la suerte.
El diablo estaba penosamente acostumbrado a la mentalidad neo positivista de finales de siglo; estaba muy de moda. Tomó a este individuo como un pequeño desafío. Cualquiera puede chasquear los dedos y arrancar un alma, pero humillar a un racionalista en su propio campo de juegos es uno de los placeres que, por excesivos, conducen directo al infierno.
— Conocí muchos como usted. En su concepción del mundo usted es dueño de su vida y lo que lo no pueda percibir no existe.
— Así es. ¿Blancas o negras?
— Negras. Pero heme aquí con usted. Yo, que perdí las llaves del Edén para mí y para su raza, que susurré al oído a Caín, que fui la lanza Longinus y el venablo de Ivan IV. Yo, que tenté a Pandora y mandé a matar a los primogénitos de una nación. Yo, que soy lo más cercano a divinidad que tu raza ha conocido desde el principio hasta el final de la existencia, heme aquí contigo, escuchando tus promesas de que los ángeles no existen.
El hombre respondió con naturalidad.
— Lo que creo es lo que existe. El peón que avanza abnegado —dijo moviendo el peón a E4—, ofreciendo su vida a cambio de victoria. El peón al que le doy alma y luego se la quito. Ese insignificante conscripto, en la base de la pirámide social del juego, me tiene a mí por Dios. ¿Cree él en mí? Si yo lo creyera, tal vez. Pero a mis ojos no es más que un pedazo de marfil.
Las piezas se movían rápido y con decisión, como en un cortejo erótico de ángulos rectos.
— Mi alfil, obispo a mi servicio, sin remordimiento devora al proletario.
— Es su trabajo. ¿No es lo que siempre hizo el clero?
Ambos rieron. El demonio tenía aliento a azufre.
Continuaron jugando en silencio unos minutos. El hombre notó cierta incomodidad en su adversario. Le preguntó con la mirada.
— El sonido rompe la ventana y rasguña mis oídos. Llega violento, indeseable, a mi cerebro y me hace saber que el mundo gira allí afuera. El diablo tiene poca paciencia.
El hombre advirtió el sonido de bocinas de automóviles proveniente de la calle y, avergonzado, presionó un botón en un control remoto adherido al escritorio. Instantáneamente comenzó a sonar la Sinfonía Pastoral.
— Buen muchacho ese Ludwig —dijo el diablo—, perseverante. Eso es bueno.
— ¿Me va a decir que es su mano la que empuja a los artistas? —preguntó el hombre con una sonrisa de sorpresa.
— ¿Quién sino? El arte es caos. La belleza es pecado. La inspiración es angustia ¿Cómo no ser yo parte de todo eso? Soy yo el que les regala la chispa de la creación. Un fueguito que crece con el tiempo. Crece y consume. Cuanto más perfecta es la obra, mayor es el vacío que genera, el daño que hace al autor. El arte es incomprensión, intolerancia, incompatibilidad. Es lo que no conviene. Es la anomalía. Lo que no se predice ni controla. La creación que rebasa al creador, y eso, precisamente eso, es lo que lo hace pecado. La envidia que Él siente hacia el hombre, capaz de ser Dios y Antidios a la vez. ¿Cómo no ser yo parte de todo eso? Fui musas, desgracias y desengaños. Bendije con el delirio a las personas más iluminadas.
A lo largo de su discurso el demonio iba creciendo en efusividad. Comprendió, cuando vio la expresión en la cara de su desafiante, que no estaba correspondiéndole el gesto que él tuvo hacía un momento.
— Discúlpeme…No quise distraerle.
El hombre acomodó sus anteojos y ensayó una respuesta.
— Sobreestima al arte. A mi juicio no es más que una trampa de la nada. Un representante, un símbolo, un engaño, un icono. Una gran cadena de significantes falaces que llevan por rumbos esquivos, narcisistas, a donde uno quiere llegar. No es el objeto, es la representación del objeto que a su vez es otra representación. No es lo real, es lo irreal. Es el artificio. La mentira. La nada.
Afuera comenzaba a llover. Esas lluvias malvadas, ni fuertes ni débiles, que no empapan pero enfrían y duran toda la noche y todo el día. Un peón blanco tomó un alfil negro.
— Llámelo como quiera —dijo el diablo—. He sido quien soy por un par de años largos y ya estoy acostumbrado, no, hastiado, esa es la palabra, hastiado de las artimañas del hombre por eludir a la muerte. Puede que el arte no intente ser más que eso; una desesperada llamada de auxilio en medio del océano de mediocre olvido.
Para despejar el paso a la dama blanca, el caballo cabalgó hasta F5, exponiéndose a las flechas de la torre negra.
— Pero en su hastío respeta un contrato. ¿Por qué? ¿No se supone que es el mal encarnado, el embuste, la esencia del pecado? ¿Por qué no simplemente robar, que es lo que hacemos todos los vivos? Me lleva a pensar que, o no es tan poderoso como se dice, o se guía por códigos morales, es decir, no es tan poderoso como se dice.
No sin algo de cortesía la torre negra reclamó al caballo.
— Caballerosidad, tal vez. He vivido mucho, cosechado muchas almas. Puedo darme pequeños lujos.
— Como la virtud.
— Es una especialidad ajena que me gusta probar, mitad por aburrimiento. Es desagradable, casi insípido al paladar refinado, pero da placer comerlo cada tanto. Usted me entiende, allí abajo no se encuentran muchos vegetales y a uno no le queda más remedio que ser estrictamente carnívoro. Pero aquí, en el mundo de las personas, uno puede elegir.
— Creí que disfrutaba de su trabajo.
— Claro que lo disfruto. Pero-
— Sabe, yo disfruto el mío —dijo el hombre mientras su dama demolía la torre de su rival, completando el gambito— También soy carnívoro. Todos aquí lo somos desde hace tiempo. Y el hecho de que vivamos poco es lo que lo hace mejor. Nosotros cambiamos. Nos aburrimos rápido y eso nos lleva a buscar más y mejores pecados. Jaque.
— Usted-
— ¿De qué sirven milenios de experiencia si no se sabe anticipar la caída? Dígame, ¿a qué debería temerle? ¿A la eterna oscuridad? Sepa que yo también soy un peón. Un peón entregándose en el más extenso y sutil de los gambitos. Dando su miserable vida para que los que sobrevivan alcancen una victoria más obscena. Multiplíqueme por millones. No soy la anomalía; sin embargo, soy el que crea. Soy el que cree, el que hace y deshace y si lo quisiera podría cambiar la historia y dar vuelta al mundo. ¿Y sabe por qué? Porque no temo. Pienso, aprendo, pero no enseño y así el poder queda en mí.
Un peón negro sobrevivió la masacre y avanzó por la columna A. En el centro del tablero la batalla era épica.
— ¿De qué sirve una vida que es igual a otra? —preguntó desafiante el demonio— ¿De qué sirve vivir sin pasiones, sin amar?
— ¡Claridad! ¿De qué sirve nublar los ojos con ilusiones? La misma etimología lo dice; ilusión: lo que parece ser y no es. Un engaño para los sentidos. Una perdida de tiempo y recursos.
Borrando la ilusión del diablo (¿había estado jugando con ella?), el hombre asesina al peón negro con su inexorable dama. Corta su hilo faltándole poco para llegar al paraíso de la fila 1.
— ¿Te atreves a llamarte humano? —cuestionó el demonio ya enardecido. Las piezas comenzaron a moverse cada vez más rápido, cada vez más mortíferas— Te piensas un dios y no eres sino una alimaña. Un insecto nocturno sobrevolando luces ajenas, porque tu clase jamás brillará con chispa propia. Tan solo consumes y destruyes sin mover un músculo.
— Tenemos lo que necesitamos aquí mismo —dijo el hombre señalándose la sien izquierda—. Somos lo que existe. Somos lo que hacemos. Somos lo que nos hacen. Ya no hay lugar en el mundo para ineficiencias. Este es el infierno y nosotros los demonios…
La música se acabó y la habitación quedó en silencio por unos segundos bastante largos. Un rayo pareció iluminar el cielo mientras los jugadores, ambos de pie, bajaban sus miradas al tablero. El hombre, algo avergonzado, sentenció lo evidente:
— Mate…
El demonio no hizo ningún gesto, pero sus manos temblaban. Se limitó a cumplir el protocolo.
— Esta a salvo del infierno. Pídame lo que quiera y se lo concederé.
El hombre lo miró con pena y desprecio.
— Usted no es el diablo… Váyase.
El príncipe de las tinieblas, primer caído del Edén y de la gracia de Dios, tomó su sombrero del perchero y sin decir palabra se dirigió a la puerta. Cuando estaba por cerrarla se dio cuenta que deseaba que el hombre lo detuviese y le diga algo, cualquier cosa. Se dio cuenta, y se sintió débil.
Salió y se perdió en la lluvia, esa que es malvada, que no empapa pero enfría y dura por siempre, más allá de nuestra muerte, de nuestro recuerdo y de nuestros olvidos.